Archivos Mensuales: enero 2012
Repercusiones económicas de actitudes sociales
En el gobierno de un país, la economía es la base de todo. Y no quiero pasar por materialista, que no lo soy, pero es que sin dinero no hay ni educación, ni sanidad, ni políticas sociales, ni nada de nada. En una sociedad hace falta que la economía vaya bien para poder tener recursos que asignar allá donde más sea necesario.
Una vez dicho esto a modo de prólogo, podemos concluir que actitudes de los votantes, que a priori se podría pensar que afectan tan sólo a comportamientos meramente sociales, se traducen en intención de voto, y con ello en la elección de gobernantes que distan mucho de ser los más adecuados para asegurar el futuro socioeconómico de un país.
No se equivoquen, no estoy hablando ni de izquierdas ni de derechas, es un mal común a ambas partes de lo que me estoy quejando en este post, es un problema generalizado de la sociedad española: respeto. Eso es lo que hace falta en nuestra sociedad. Respeto a los demás y a su trabajo. Y de verdad, no se engañen, con ese respeto no me estoy refiriendo a que nos tengamos todos que tratar de usted; este punto, que algunos ven como algo propio de otra época, no tiene nada que ver con lo que trato de decirles. Hoy en día, y desde hace algunas décadas, en la sociedad española prima el enriquecimiento rápido, y cuanto más rápido sea, más digno de admiración se considera al enriquecido. Eso es lo único que la mayoría valora. El éxito personal se juzga en base a cuánto se tiene y cuán poco tiempo ha costado obtenerlo. Craso error.
Y esta falta de respeto generalizada se ve no sólo en las metas equivocadas hacia las que nos dirigimos, sino también en el día a día de nuestras vidas. Ya llevamos varios años en los que parece que el que mejor defiende a sus hijos es el que más grita a los profesores, el que más razón lleva es el que más chilla, el que peor dice las cosas es el que más personalidad tiene… Y para más inri, el que menos respeto muestra por los demás es a menudo el que más pone el grito en el cielo cuando él no recibe un trato correcto… Hay cadenas de televisión en las que las sintonizas, y pasan menos de 15 minutos hasta que hay algún programa en el que alguien grita para exponer su opinión. Y lo peor es que esto no es más que un mero reflejo de nuestra sociedad. Pero, ¿Qué es esto?, ¿A qué estamos jugando?.
Esta falta de respeto, y volvemos al tema concreto del enriquecimiento rápido, implica muchas otras cosas que afectan a la elección de nuestros gobernantes, y por ende, a nuestra economía. El que hacerse rico rápidamente sea la llave del reconocimiento social hace que mucha gente justifique a los políticos que se corrompen, ya que justifican casi todo en aras de obtener ese éxito personal tan mal concebido. Eso por no hablar de las repercusiones que estas actitudes tienen en lo que la juventud reconoce como ideales hacia los que enfocar su futuro próximo y lejano, lo cual mina no sólo el presente de nuestro sistema, sino también lo que está por venir en las subsiguientes décadas.
Pero centrémonos en el presente. ¿Qué es lo que significa esta admiración desmesurada por el hacer dinero fácil?. Volvemos al punto anterior, falta de respeto. Falta de respeto por las leyes, por los medios para conseguirlo, por los votantes y por la sociedad en su conjunto. Y lo que es peor, desprecio o compasión por aquellos pobres ciudadanos, que aún siendo honrados hasta la médula y pagando religiosamente sus impuestos, tienen un empleo con una asignación tan exigua a vista del ansia personal, que hace que mucha gente les vea como fracasados. En nuestra sociedad, tan necesario es el conserje de una finca, como el empleado que recoge los contenedores de basura cada día, como el directivo de una empresa. Todos, si se ganan la vida honradamente y son capaces de tener un presente y un futuro, independientemente del importe de su asignación, son dignos de admiración (al igual que lo son todos los ciudadanos que queriendo ganarse la vida honradamente no pueden debido a las malas circunstancias económicas actuales). La remuneración se establece por otros cauces distintos a la utilidad social de cada puesto de trabajo: hay un componente de formación necesaria para el puesto, capacidades personales, oferta y demanda, etc. y los ya más criticables como lo relacionado que esté uno, capacidad de influencia a alto nivel, corruptibilidad propia o capacidad de corromper a los demás… Estos últimos factores que son tan criticables para la gente respetuosa, son precisamente achacables a la falta de respeto de ciertos individuos por el trabajo de los demás e incluso por los demás como personas, y por extensión achacables a la falta de respeto también por parte de la sociedad que admira a estos individuos.
Y como nuestros políticos saben de esta debilidad social, ya que ellos mismos son producto de ella, de esta manera se perpetúa la corruptela de unos y de otros, en la que fuego aquí y fuego allá, tan sólo se van poniendo paños calientes para ir saliendo del paso. Si los políticos supiesen que acto seguido a un caso de corrupción hay un descalabro electoral, ya se cuidarían muy mucho a la hora de corromperse y, aunque seguro que seguiría habiendo corruptos, al menos, en cuanto alguien de un partido estuviese involucrado en algún asunto turbio, éste o bien dimitiría él mismo o bien sufriría un cese fulminante, tal y como ocurre en otros países más evolucionados que el nuestro en estos aspectos. Es una cuestión de umbrales. Corrupción la hay en todos sitios, pero en diferentes medidas y con distintas consecuencias: en España se suele dimitir cuando ya se es un escándalo nacional (y muchas veces ni aún así), mientras que en otros países se dimite cuando existe la mera sospecha de corrupción. Una diferencia abismal.
Y votando en base a estas actitudes sociales, se elige a los que nos gobiernan, y con estos ideales, se conduce el devenir de España S.A.: falta de respeto por los demás, que se traduce en corrupción, lo cual se realimenta pues acaba estableciendo patrones equivocados para la elección de nuestros gobernantes, que dirigen el esfuerzo de la sociedad hacia metas que dificultan el progreso socioeconómico, y como consecuencia ponen en peligro nuestro estado de bienestar. Por ello, miren a sus políticos y conciudadanos de otra forma, su actitud hacia ellos es mucho más importante de lo que piensan, y además les afecta a ustedes y a todos los demás, presentes y futuros. Sean respetuosos. Mi abuela decía que trates a los demás tal y como te gustaría que te tratasen a ti mismo, y esa sabiduría popular es la base de todo.
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El capitalismo contiene la semilla de su propia autodestrucción
No se engañen, no sé si será en esta crisis (que ya es indudable que es sistémica), en la siguiente, o en la siguiente de la siguiente… pero está claro que el sistema capitalista en el que vivimos algún día se vendrá abajo, y puede que uno de los motivos para ello sea el que les voy a exponer en este post.
El sistema capitalista contiene dentro de sí mismo la semilla de su propia autodestrucción. Me explicaré, es un sinsentido que en las sociedades más ricas del planeta (que no tienen por qué coincidir con las más evolucionadas), todo individuo, y la sociedad en su conjunto, traten de conseguir para sí mismos los mayores ingresos posibles (o las mejores condiciones laborables posibles), a la par que reducir todo lo posible los gastos (obtener los productos y/o servicios a adquirir al mejor precio). Ésta es la esencia de todo individuo y/o empresa capitalista para maximizar el beneficio monetario, bien sea personal o corporativo. Y es precisamente en esta esencia donde yo creo que reside una de las causas que algún día derrocarán al sistema capitalista como sistema económico predominante en el planeta.
Es un sinsentido que todos intentemos conseguir buenas condiciones laborales, tanto de mera retribución económica como de vacaciones, horarios y ventajas sociales, a la par que compramos en los máximos exponentes de la deslocalización o volamos compañías de dudosa reputación. Todos somos libres de comprar donde queramos, o volar con quien queramos, pero con nuestra elección individual estamos colectivizando tendencias que dirigen los derroteros de las empresas que nos proveen de productos y/o servicios. Si este tipo de empresas con alarmantes condiciones laborales ven aumentar año tras año su base de clientes, es lógico que las empresas de la competencia suelan tender a imitar su modelo productivo y cultura empresarial para poder seguir disfrutando de su trozo del pastel. ¿Y cuál es el modelo de estas empresas?… en la gran mayoría de los casos de deslocalización el modelo está basado en producir en países con mano de obra barata y que muchos occidentales considerarían que está sobre-explotada y en condiciones infrahumanas; en el caso de compañías aéreas de dudosa reputación el modelo está basado en unas condiciones laborales que distan mucho de ser aceptables para el común de los europeos y según los estándares habituales en la industria. Éste es ni más ni menos el sinsentido al que me refería, la mayoría quiere algo contrario a lo que impone con sus decisiones de compra. Y dado que lo que compramos es lo que se impone, llegaremos a un punto en el cual lo que queremos no exista: implosión del modelo capitalista, o lo que algunos no dudan en llamar la Chinización de Occidente.
Es el predominio del egoísmo sobre el interés colectivo lo que está en la esencia misma de esta Chinización. Todas las sociedades occidentales están de acuerdo en que es un derecho acceder a un trabajo digno, pero sin embargo cuando la gente compra, muchos deciden comprar el fruto de puestos de trabajo no dignos, por interés, porque no quieren ver la realidad, porque se engañan a sí mismos, o por lo que sea. Ésta es una desventaja de las sociedades libres, donde el poder colectivo del individuo traduce en global el individualismo intrínseco, mientras que en otras sociedades como la China, la inexistente libertad individual hace que las decisiones sean colectivas e impuestas por la clase gobernante. Sin entrar en lo que es aceptable o no, ¿Están los esfuerzos de una sociedad mejor dirigidos mediante un individualismo que va de abajo a arriba, o mediante una colectivización que va desde arriba hacia abajo?. La respuesta no es simple, no es un sí o un no. Es evidente que la libertad es algo a lo que todos debemos aspirar, y ésta va indisolublemente asociada al individualismo subyacente. Asumiendo esto como axioma, entonces ¿Cuál es la solución de la ecuación para que podamos vivir en libertad y sin embargo nuestro modelo no se venga abajo?. Educación y cultura financiera para el común de los mortales. Ya que en las sociedades occidentales algunas de las decisiones más influyentes se toman a nivel individual, asegurémonos de que estas decisiones se toman de forma correcta, o al menos con toda la formación e información disponible.
Sin ninguna duda el papel de las redes sociales en este último punto está llamado a ser esencial, ya que permite compartir información y opiniones de forma viral por todo el planeta. Aunque bien es cierto que esa ventaja puede al mismo tiempo tornarse perversa para desinformaciones y opiniones erróneas que se propagan de igual manera, si hay educación y cultura financiera, es de esperar que en la blogosfera se imponga el criterio más acertado. Si no es así (la masa también se equivoca), al menos se equivoca la mayoría, y habremos puesto de nuestra parte todo lo que podemos poner para que las decisiones sean lo más acertadas posible.
Bien, según lo anterior ya tenemos la solución a nuestros problemas, pero no dejen de leer tan pronto, ésta no es la panacea. Sólo los países que tienen un grado de responsabilidad educativa elevado llevan años poniendo en práctica estas conclusiones (con o sin contar todavía con la globalización), y recogerán sus frutos a tiempo. Para el resto, el hecho de que el periodo de maduración de las decisiones en materia educativa es muy largo, se tornará en un problema mayor (se tardan años desde que un individuo empieza a estudiar hasta que tiene juicio y capacidad de compra elevada). El peligro es que en ese caso, cuando la situación ya sea insostenible, se pasará a una colectivización forzada de las decisiones de compra, ¿Adivinan qué hay detrás de estas palabras?… Proteccionismo: aranceles para las importaciones dañinas. Éste ha sido ya el caso del Mercosur, que hace unas semanas ha elevado de forma coordinada los aranceles a las importaciones, tratando de proteger las industrias nacionales. Este proteccionismo puede desencadenar una colosal guerra comercial sin precedentes en la historia moderna, y de consecuencias totalmente imprevisibles, pero no voy a profundizar en este post en la naturaleza del proteccionismo, simplemente diré que trasgrede la globalización tan predicada por Occidente en los últimos lustros, y lanzaré una pregunta al aire: a estas alturas, ¿Puede ya el capitalismo sobrevivir sin la globalización?.
El caso es que me imagino que se tomarán este tipo de decisiones proteccionistas cuando ya no haya alternativa… en vez de haberse asegurado un modelo educativo responsable desde hace años. Y aunque se hubiese hecho, ¿Qué puede más?, ¿Lo que te han enseñado desde pequeño que es compra responsable, o el interés personal de adquirir bienes o servicios a menor precio cuando ninguno de tus conocidos y amigos te ven, aún a sabiendas de que estás promocionando la sobre-explotación de otros individuos en la otra punta del planeta?. ¿Bien colectivo y comportamiento ético, o egoísmo personal?… la respuesta la dejo a su propia elección, aunque mucho me temo que el asunto puede ir más allá de la educación y rozar la verdadera naturaleza humana de algunos individuos, pero la educación también ayuda, por supuesto, y en última instancia es lo único que podemos hacer.
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