Archivos Mensuales: abril 2013

Bitcoin como fin del control monetario o La independencia económica frente a otros países

Dinero Fiduciario: su naturaleza es la clave de este post. Política monetaria: a grandes rasgos se puede definir como la capacidad de controlar una economía basada en unos papelitos de los cuales el Banco Central puede imprimir lo que crea conveniente, y en base a su escasez o abundancia, se puede actuar sobre la macroeconomía del país.

Hasta aquí la teoría que ha venido siendo válida durante las últimas décadas. Pero ahora pasemos a un plano más actual. La globalización económica y empresarial, así como el carácter popular en que ha derivado el capitalismo junto con la globalización informativa, hacen que los movimientos de capitales entre países sean mucho más intensos y posibles de lo que lo eran hace unas décadas. Y no es sólo por las posibilidades de movimiento de las grandes fortunas y fondos, que en parte siempre han estado ahí moviéndose entre fronteras, sino que lo es también, y he aquí la principal novedad, para los capitales de millones de pequeños ahorradores que ven cómo pueden invertir fácilmente aquí y allá sin mayores dificultades transfronterizas. Esta cuestión no es baladí, puesto que, como ya hemos comentado en otros posts, la capacidad agregativa de las clases medias hace que su influencia sobre la macroeconomía sea más que relevante.

Los movimientos masivos de capital entre países tienen esta segunda lectura más allá de la expansión empresarial en nuevos mercados, siendo una vertiente mayormente financiera e inversora. Se trata de buscar rentabilidades más jugosas en países terceros, o, por qué no, tal vez de buscar activos más seguros que los nacionales. En principio no debería haber mayores problemas con algo que siempre ha existido, pero que, como les decía, simplemente se ve ahora magnificado con el capitalismo popular y la globalización. El problema viene por el hecho de que con ello, el control que ejercen los bancos centrales sobre la economía nacional se disuelve cuan azucarillo en una copa de Cognac. Me explico con un ejemplo actual. El reciente anuncio por parte de Japón de que va a inundar de yenes el mercado, implica que los gestores e inversores japoneses dedican parte de ese dinero a buscar rentabilidades o seguridad en otras partes del planeta, creando una consiguiente inflación de activos en otras economías distintas a la propia. Ello se traduce en que por ejemplo, una política desarrollada a nivel nacional por el Banco de Japón, puede tener consecuencias sobre los precios de las materias primas, los bonos o los pisos en España.

La pregunta es: ¿Qué sentido tiene entonces el tipo de interés nacional (o más bien europeo en nuestro caso)?. La respuesta es clara: menos que hace décadas. Es decir, no voy a negarles que la influencia siga estando ahí, pero es mucho más relativa de lo que lo era antaño. Y, en todo caso, es lo único que pueden hacer las autoridades monetarias locales normalmente en aras de frenar brotes inflacionarios, o amortiguar crisis económicas. Tampoco les negaré el papel más poderoso en economía: el de las apariencias. La confianza normalmente se infunde, y las políticas monetarias sufren a veces un efecto escaparate por el cual son más bien meras declaraciones de intenciones que otra cosa.

Pero pensemos un poco más. Irrelevancia o no del tipo de interés nacional, la vertiente de la dependencia de otros países es clara. Hay políticas de otros países, que pueden ser irresponsables, que nos van a afectar a todos. ¿Es con ello lógico y justo que haya unos paganos soportando por ejemplo tipos más altos, con sus consecuencias sobre los tipos de los créditos y las hipotecas, para que luego los precios de su país sigan a alza al calor del dinero de otros bancos centrales?. Y por ponernos en lo peor, ¿Es un atentado contra la seguridad financiera nacional el hecho de que otro país implemente políticas que escapan a nuestro control y que llevan a nuestra economía hacia unos u otros derroteros?.

Ambas preguntas son de respuesta inquietante, pero aun siendo conscientes del problema, poco se puede hacer hoy en día con las reglas del juego existentes: liberalización y globalización. El control de capitales y el control arancelario son cosas del pasado, y las élites económicas no están por su vuelta, ni si quiera para preservar la seguridad de las finanzas nacionales.

Ya que las cosas son así, veamos al menos las consecuencias más allá del primer impacto expuesto anteriormente. La principal consecuencia es que las políticas que más afectan al resto de países del entorno son aquellas de mayor capacidad de influencia, que en capitalismo son las de más importe, o volumen, con lo que tenemos que gana el más grande, que es el que tiene mayor capacidad de influir a nivel global con las políticas que interesan a su economía nacional. O, puestos a pensar en clave belicista, gana el que tiene mayor capacidad de someter y doblegar otras economías con políticas dirigidas desde estamentos político-militares. Como les decía, en el capitalismo, una vez más, ganan los más grandes… y ya saben quiénes son. Pero tampoco hay que despreciar la vertiente dominadora de cada sistema político particular. Por la boca muere el pez, y por la economía nos dominarán a todos. Al tiempo.

Visto así, tal vez los bitcoins puedan ser vistos una válvula de escape ante las políticas fiduciarias de otros países, al menos su escasez o abundancia depende de la minería virtual, y no de que alguien decida ponerse a imprimir billetes o a retirarlos del mercado según le convenga. Es una suerte de vuelta al patrón oro de otras épocas pero con obvias ventajas derivadas de su carácter virtual, no exenta por las mismas razones de evidentes riesgos. Para los que no conozcan bitcoin, les resumiré que es una moneda virtual inventada por un pseudónimo, detrás del cual, a juzgar por la sofisticación del invento, se supone que hay un equipo multidisciplinar de expertos. Se basa en claves criptográficas cuya generación computacional es muy costosa, con lo que se hace de bitcoin un recurso limitado, además de que hay un límite máximo de 21 Millones de bitcoins generables. Si les soy sincero, les diré que creo que bitcoin es una especie de experimento económico a escala global, que puede devenir en un nuevo paradigma económico. A mí personalmente me sorprende la ingeniería criptográfica, informática y económica con la que se ha diseñado esta moneda, y estoy convencido de que tendrá el recorrido que le dejen tener, puesto que pone en tela de juicio poderes fácticos de nuestros sistemas económicos.

He de confesarles que pensar en la bitcoinificación de nuestras economías me produce cierto vértigo, puesto que hay riesgos desconocidos en los productos en los que coinciden sofisticación y economía: como con toda innovación económica, sus verdaderas consecuencias sobre la economía real son desconocidas a priori. Los bitcoins abren otra caja de Pandora y no sabemos si será peor o mejor que la de los papeles fiduciarios. Ahí está el riesgo… o la ocasión… según se vea. La solución a la ecuación no se puede conocer de antemano. Es por ello que cambios así de modelo económico sólo se dan en situaciones límite, cuando no hay nada que perder y la única alternativa al nuevo modelo es el fin del actual. La pregunta del millón es: ¿Tenemos a día de hoy alternativa?. Yo, personalmente, no lo sé, pero se me encoge el corazón cuando veo esas cifras de parados, detrás de cada una de las cuales hay una persona, una familia, unos hijos… y me pregunto: ¿Qué es lo que pensarán ellos?.

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La Teoría del Caos 2.0 o La potencialidad de un comentario en las Redes Sociales

La Teoría del Caos es uno de esos temas que siempre me han apasionado desde hace años, aunque soy consciente de que todavía no les he hablado en mis posts de ella. Esta teoría estaría en el origen de la explicación de fenómenos naturales tan aparentemente azarosos como la forma cambiante que va adoptando un cubito de hielo al derretirse o el serpentear de una manguera suelta y descontrolada echando agua, en ciencias como la meteorología, o en patrones como el comportamiento mismo de la bolsa. Son este tipo de sistemas tan complejos los que son objeto de explicación por parte de la Teoría del Caos, dejando a un lado la aparente arbitrariedad que clásicamente se les ha atribuido. Esta teoría fue formulada por el matemático y meteorólogo Edward Lorenz en 1963, y se basa en que una variación, aunque sea imperceptible, en las condiciones iniciales de estos sistemas dinámicos y complejos puede llevar a resultados radicalmente diferentes. Es de aquí de donde se origina esa famosa metáfora por la cual Lorenz dijo que el aleteo de una mariposa en Brasil podía originar un tornado en Tejas.

Hasta aquí nada nuevo, sólo he tratado de ponerles en antecedentes y me he limitado a resumirles los principios básicos de esta teoría. Es a raíz de un reciente tuit en Twitter de @AgustinSaGa, por lo que me he decidido a analizar el tema a continuación desde una nueva perspectiva actual y (creo) interesante.

Desde que fue formulada hasta nuestros días, la Teoría del Caos, si bien en su esencia permanece siendo vigente de la misma forma, en su aplicabilidad a nuestro entorno ha cambiado sensiblemente con los tiempos. Me explico. Uno de los sistemas más complejos conocidos sobre la faz de La Tierra es el ser humano, y por ende, las sociedades humanas pueden ser calificadas igualmente de gran complejidad, o incluso superior por su naturaleza agregativa de las diferentes complejidades individuales subyacentes. En las últimas décadas ha habido cambios significativos en nuestras sociedades y en la forma de interrelacionarse en ellas, que están teniendo y van a tener sin duda un gran impacto en el presente y futuro de nuestros sistemas socioeconómicos.

Tal y como  les introducía en mi post «En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos o Redes Sociales vs Inteligencia Artificial«, la sociedad hiperconectada y la viralidad que fomenta son elementos claramente diferenciadores de las sociedades del siglo XXI, fruto principalmente de la llegada de la web 2.0. Es precisamente esta viralidad la que permite y sirve de base en la aplicabilidad de la Teoría del Caos a las sociedades actuales. Una pequeña variación en el pensamiento de un individuo a priori insignificante en el conjunto de la raza humana, puede rápidamente propagarse por los diferentes círculos sociales hasta volverse un pensamiento global, ejerciendo una poderosa influencia sobre todos los individuos y, por lo tanto, condicionando también la futura evolución del sistema socioeconómico en sí mismo. Esta conclusión coincide con la esencia misma de la Teoría del Caos que les explicaba antes: imperceptibles variaciones en las condiciones iniciales conducen a resultados radicalmente diferentes. Es lo que podríamos acuñar como Teoría del Caos 2.0.

Y me dirán ustedes, ¿Y de qué me sirve ser consciente de la existencia de una Teoría del Caos 2.0 si no me permite ni siquiera anticipar futuras tendencias sociales y socioeconómicas?. Les reconozco que la aceptación de la Teoría del Caos 2.0 como realidad de nuestra sociedad no es más que el reconocimiento de la propia ignorancia ante un problema cuya complejidad excede nuestras posibilidades técnicas e intelectuales actuales. Pero supongo que estarán de acuerdo en que, en todo caso, siempre es un avance el tener la Teoría del Caos que pensar que las tormentas se deben a los cambios de humor de Zeus como hacían los griegos. Algunos argumentarán que pasar de delegar la arbitrariedad en Zeus a delegarla en una fórmula matemática meteorológica indescifrable son dos caras de la misma moneda, y razón no les falta, pero una cosa es atribuir facultades a un Dios griego, y otra reconocer la existencia de leyes físicas, solo que son demasiado complejas para ser formuladas en su totalidad de forma consistente a día de hoy.

Por otro lado, a buen seguro, los estados represivos tratan o tratarán de bloquear este fenómeno del Caos 2.0, como también comentamos en el post «La profecía de George Orwell o El 1984 de las Redes Sociales«, puesto que las mismas herramientas sirven tanto de base para la Teoría del Caos 2.0, como también para su represión. Una bipolaridad que aprovecharán ciertos estamentos para intentar apagar lo que verán como un posible foco de inestabilidad, y que, en última instancia, pueden incluso aprovechar para, mediante los mismos medios, tratar de imponer su pensamiento único.

Piensen, reflexionen, imaginen, ideen, creen… lo que parta de sus mentes puede influirles de forma importante tanto a ustedes mismos como al resto de la humanidad. No todo es tan azaroso como puede parecer a simple vista, solo que hay cosas que trascienden nuestras posibilidades y leyes científicas actuales. Como siempre les digo, sean responsables, porque tienen sobre sus hombros muchas más responsabilidades de las que ustedes piensan, y el Caos 2.0 posiblemente sea la más influyente, poderosa e impredecible de todas ellas.

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