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iPhone vs Android o La reticencia a reconocer que hay una opción mejor

Hace tiempo que he detectado que a muchos usuarios de iPhone no les agrada demasiado que se empiece hablar de las maravillas de Android. A buen seguro que si hablase de las maravillas de iOS ocurriría tres cuartos de lo mismo con muchos usuarios de Android. Suele ser políticamente incorrecto hablar con pasión de tu opción tecnológica de Smartphone, puesto que es frecuente que haya susceptibilidades que se sientan heridas, ya que están plenamente convencidas de que su opción es la mejor y con diferencia.

Últimamente he observado la misma actitud con las aplicaciones. Yo no soy una persona que se instale la primera aplicación que se encuentra; trato de probar las distintas opciones, indagar, leer posts con comparativas, etc. Por ello a veces ha habido aplicaciones que ya he desechado por ciertos motivos, optando por otra opción similar. Cuando veo a algún amigo que usa una aplicación, a veces surge el tema de la aplicación que usa en concreto, y cuando expongo mi punto de vista y por qué opté por otra opción, a veces noto cierta resistencia al cambio que no acabo de ver del todo justificada ni coherentemente razonada. O las desventajas de la aplicación que ya tiene son demasiado evidentes, o si no la suele defender sin muchas reservas. Obviamente cada cual puede usar la aplicación que le apetezca sin tener que dar ninguna explicación al respecto, pero me llama poderosamente la atención la cerrazón de algunos ante una opción que puede ser mejor y facilitarte más la vida.

¿Por qué se da esta situación habitualmente en nuestro entorno?. En algunos casos puede ocurrir que exista cierta pereza tecnológica por empezar a usar otra aplicación con otro interfaz, y con la que “hay que hacerse”, pero creo que no acaba de ser una justificación al 100% salvo en caso de personas mayores u otros casos con poca capacidad de adaptación tecnológica. Además, las aplicaciones de hoy en día suelen caracterizarse por su facilidad de uso, y por tener un interfaz por lo general bastante intuitivo. ¿Cuál es entonces el origen de esta resistencia al cambio?. No les voy a contestar todavía, les daré alguna pista más. ¿Acaso esas mismas personas que se muestran reticentes a siquiera evaluar una aplicación distinta a la propia no adoptan radicalmente otra actitud cuando esa nueva aplicación la han descubierto por sí mismos en Google Play o en la Appstore?. Por lo que yo he podido observar en mi entorno, si el descubrimiento parte de ellos, la actitud es radicalmente diferente, y pasan de la resistencia ante lo que les propone otro, a la defensa y el proselitismo de la nueva aplicación que acaban de descubrir. Se puede decir que hasta están emocionados por el uso que pueden hacer de la nueva aplicación, vamos, como un niño con Smartphone nuevo.

Visto lo anterior, mucho me temo que la resistencia de la que hablábamos se debe pues a una cierta dosis de orgullo, un “lo mío es lo mejor”, un “lo he descubierto yo primero”, una cierta sensación de inferioridad porque tenga que venir otra persona a descubrirle algo nuevo sobrentendiéndose que vivía en la ignorancia… Vamos, actitudes poco positivas que no hacen sino poner freno a un progreso tecnológico que debería centrarse en reconocer la mejor opción en el mercado y darle un market share acorde a ello. No les digo que esto no acabe ocurriendo de una manera u otra, pero es un proceso mucho más lento de lo que debería ser, y que ocurre cuando las cosas se caen por su propio peso y cuando las desventajas de mantenerse anclado a opciones peores implica tantos inconvenientes que es mejor tragarse el orgullo y optar por aceptar aquella sugerencia que nos hizo un amigo hace meses, normalmente sin reconocerlo explícitamente.

Pero hay algo de información útil para emprendedores que podemos sacar de todo esto. El emprendedor que consigue colar su aplicación en nuestros smartphones, tiene ya hecha una parte importante del camino a la popularización. Aunque su aplicación no sea la mejor desde el principio, si cumple unos mínimos de calidad, novedad y funcionalidad, ya tiene un punto importante ganado, puesto que va a encontrar cierta dosis de fidelidad per se. La gente concede cierto margen de tolerancia a una aplicación que han descubierto ellos mismos y que se acaban de descargar (al menos si es gratis y no están pendientes del plazo de devolución del importe en Google Play o la Appstore). Esto obviamente no implica que el tiempo no acabe poniendo las cosas en su sitio, y si no los emprendedores no se esfuerzan por poner su aplicación a la cabeza en cuanto a funcionalidad y servicio, acabarán viendo cómo sus usuarios optan por una aplicación mejor de uno de sus competidores.

Y lo importante es que estamos hablando sólo de iPhones y Androids o de Apps, pero estas actitudes son generalizables al conjunto del comportamiento del día a día de algunos. De todas formas, todos podemos ser así en cierta medida dependiendo del contexto, por lo que tenemos que esforzarnos por mantener una mentalidad abierta al cambio y auto-concedernos la libertad de poder elegir libremente la mejor opción sin ataduras irracionales. Lo contrario es una rémora para el progreso, tanto tecnológico como social e intelectual. Además de tener clara la meta a alcanzar, también es importante la predisposición a caminar.

Me despido de ustedes con una cita: decía Joubert que los que no se retractan nunca se aman más a sí mismos que a la verdad. Y los hay que no se retractan ni tan siquiera por el egoísmo de poder empezar a utilizar una aplicación sugerida por un amigo, aunque les pueda cambiar la vida a mejor. En este tipo de personas, estarán ustedes de acuerdo en que esto es sólo la punta del iceberg.

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Cómo conseguir que su smartphone trabaje por ustedes o La propagación del mundo geek

Hoy tengo dos puntos que tratar con ustedes, y ambos están relacionados entre sí. El primero es una aplicación que cambiará radicalmente el uso que hacen de su smartphone. El segundo son las vertiginosas consecuencias en nuestro modo de vida que aplicaciones así están suponiendo para todos nosotros.

Empecemos por la primera. Tasker. Una aplicación que uso desde hace unos meses y que, entre todas las que he conocido hasta ahora, es la más revolucionaria, pues permite multiplicar por mucho las capacidades de su smartphone. Hasta ahora los smartphones eran herramientas que ejecutan aplicaciones que de alguna manera nos dan un servicio, pero casi siempre había que alimentarlas con datos y acciones que permitían explotarlas. Tasker es diferente. Con Tasker habrá un antes y un después en cómo interacciona usted con su móvil, o más bien, en lo que su móvil hará de forma automática por usted. Sí, como lo oye, con Tasker su móvil por si solo hará por usted muchas cosas sorprendentes.

Por describirles esta potente aplicación un poco más, sin entrar en detalles técnicos, les diré que es una suerte de entorno de desarrollo simplificado que, tras familiarizarse un poco con la herramienta, permite a un usuario medio programar de forma muy simple acciones que su smartphone ejecutará y que normalmente tendría que hacer usted mismo. Por ponerles algunos ejemplos puedo decirles que Tasker permite que su smartphone detecte él solo cuando usted sale de su trabajo y que le envíe un SMS a su mujer avisándole que está de camino a casa (sé que a algunos no les gustará nada esta posibilidad, pero cada cual que le dé el uso que quiera), o por ejemplo que cada  vez que llegue usted al trabajo su smartphone se ponga por sí mismo en modo vibración sólo mientras usted esté trabajando, o que al llegar a casa active la Wifi y se conecte automáticamente a ella, y que cuando detecte que usted ha tomado la autovía de salida más cercana a su casa, que active automáticamente la antena GPS y lance la aplicación de aviso de radares. Las posibilidades son innumerables. Descárguense la herramienta, jugueteen con ella y con su manual de ayuda, y sorpréndanse. La única restricción es que es un tipo de aplicación que solo tiene sentido y es posible en un ecosistema abierto como Android. No es que tenga nada en contra de los Apple-fans, pero la filosofía abierta de Android tiene también sus ventajas, y ésta es una de ellas, que con Tasker se traduce en hacer de nuestros Androids herramientas únicas, sin comparación a día de hoy en el mercado de smartphones. Y el día que se generalice que las aplicaciones permitan ejecutar ciertas acciones invocándolas por línea de comandos desde Tasker, entonces las posibilidades ya serán cuasi-infinitas.

Una vez hechas las presentaciones sobre esta fantástica aplicación, pasemos a la segunda parte, que es la que más nos interesa según les tengo acostumbrados en este blog: el futuro hacia el que nos lleva este tipo de avances. La consecuencia más importante que veo es que, con aplicaciones así, no sólo la tecnología, sino incluso también las auténticas tripas de la tecnología, son accesibles a cualquier usuario con un poco de interés y tiempo. Se acaba la época de los complejos procesos técnicos a ejecutar para conseguir que la tecnología haga para nosotros algo más que lo accesible a la mayoría de usuarios. Se acaba la época en la que hacen falta conocimientos y formación para hacer muchas cosas. Todo eso se acaba. Con la auténtica y revolucionaria democratización de la tecnología que han traído los smartphones, y ahora más aún con aplicaciones como Tasker, todo eso es cosa del pasado. A partir de ahora, casi cualquiera podrá hacer cosas antes reservadas para unos pocos. Salvo determinadas parcelas, el desarrollo informático se vuelve mainstream. Con las apps los ciclos de vida de un nuevo servicio se han reducido extraordinariamente, especialmente la fase en la que era necesario promocionarse y cultivar una comunidad naciente de unos pocos expertos y entendidos que fuesen apoyando año tras año una nueva tecnología y contribuyendo a su popularización. Lo geek, o el frikismo tecnológico, deja de ser algo distintivo de una minoría, y la minoría serán aquellos que no lo sean.

Hay otras consecuencias más generales que traen este tipo de aplicaciones, pero que ya fueron despuntando con la llegada de los smartphones. No sólo se difumina el concepto de geek o tecno-friki, también se difumina el concepto de early-adopter. La sociedad en general ha descubierto con los smartphones la gran utilidad que tiene la tecnología, y ha cambiado la percepción general de los ciudadanos sobre lo técnico. Ahora todos tenemos una gran predisposición a usar nuevas aplicaciones que nos den nuevos servicios que nos permitan comunicarnos con los demás, compartir fotos, informarnos, etc. Desde los albores de internet y hasta hace unos pocos años, los early-adopters eran esas personas que siempre estaban abiertas a usar nuevos servicios y aplicaciones. Hoy en día, casi todos somos conscientes de lo que una nueva aplicación te puede simplificar la vida y ayudarte. Hoy en día, casi todos buscamos soluciones en Google Play o la AppStore. Hoy en día, casi todos nos instalamos en unos segundos una nueva aplicación que nos ha recomendado un amigo… Hoy en día, casi todos somos early-adopters. Los early-adopters han muerto como tales, vivan los nuevos early-adopters.

Con este post no quiero que se queden con la sensación de que ninguneo a los early-adopters y a los geeks. Nada más lejos de mi intención que echar piedras sobre mi propio tejado. Estos grupos, muchas veces coincidentes, han desarrollado y van a seguir desarrollando un papel de punta de lanza fundamental en la tecnificación y progreso tecnológico de nuestra sociedad. Lo único que trato de decirles es que a partir de ahora casi todos seremos geeks y early-adopters de lo que nos haga falta y nos interese. Un gran éxito de la comunidad geek, sí señor, pues éste ha sido normalmente uno de sus grandes y desinteresados objetivos. Como muestra pueden pensar que son muy pocos los geeks que no se sienten realizados cuando ven a su abuela utilizando Whatsapp.

La reflexión con la que les dejo hoy trata de cómo esta tecnificación general de la sociedad, que al fin y al cabo es una suerte de educación en el campo tecnológico, nos puede llevar a nuevas cotas de progreso desconocidas hasta ahora, y puede acelerar aún más un proceso que ya de por sí era exponencial hasta ahora. Por último, déjenme darles una calurosa y esperada bienvenida al mundo de la programación. Les estábamos esperando desde hace años. Sin duda, descubrirán cómo la programación es creatividad en estado puro, y además ayuda a estructurar la mente, especialmente la de los niños y adolescentes. El límite se lo pone sólo el entorno de desarrollo informático, las posibilidades se las dará su propia imaginación. Sin duda, como con cualquier creación propia, disfrutarán y se realizarán con ello, y de paso formarán parte de un futuro que empieza hoy.

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El hartazgo de Twitter o El progreso hacia la sociedad lúdica

El ser humano a veces me fascina por su capacidad de permanente huida hacia delante. No acabo de entender bien ese enfoque que a veces da a su vida de tener la ilusoria sensación de estar avanzando cuando en realidad está dando vueltas en círculo. En esta ocasión me centraré en cómo las personas suelen tratar de huir de la rutina diaria, y tratan de avanzar hacia la dedicación del tiempo propio a las actividades que les interesan y/o divierten. ¿Una aspiración a llegar a la sociedad lúdica?.

Puede que sí, que ciertas naturalezas humanas aspiren a dicha sociedad lúdica, entendida como una sociedad donde cada cual se pueda dedicar a los que le interese y/o divierta. Cada caso será más o menos productivo dependiendo de cuáles sean los intereses y divertimentos personales… y obviamente habrá casos que no sean productivos en absoluto. Nada nuevo con respecto al uso que hacemos ya actualmente de nuestro tiempo libre.

Estarán muchos de ustedes pensando en lo utópico y lo insostenible de lo que les estoy presentando. Razón no les falta, pero es que tal vez no me esté explicando bien. No me estoy tratando de centrar en una aspiración a dedicarse a la vida alegre. En absoluto, eso es insostenible. Lo que trato de hacerles ver es que el advenimiento de internet primero, y de las redes sociales más adelante, están sirviendo de vehículo para que los intereses personales sean más accesibles a los interesados, entendiendo por intereses personales efectivamente a intereses interesantes (valga la redundancia), tanto para el individuo como para la sociedad. A aquellos que estuviesen esperando a que les hablase cómo vivir de la vida contemplativa, siento decepcionarles, deberán centrar sus aspiraciones en formar parte del famoseo que infesta nuestras pantallas televisivas. Tal vez cuando seamos seres virtuales la sociedad lúdica en este sentido sea sostenible económicamente. Al fin y al cabo es mucho más fácil mantener un humano vivo con unos Gigabytes de espacio, unos Megaherzios de capacidad de computación y algo de nutrientes básicos, que mantener todo un mundo físico lleno de necesidades y productos reales que querrá adquirir por mucho que quiera dedicarse a mirar las musarañas.

Pero por otro lado, hay actividades interesantes para la sociedad y el individuo que, aunque no permiten vivir de ello a la persona que las realiza, sí que aportan, y que por su aspecto de afición se pueden caracterizar también en cierta forma de un avance hacia la sociedad lúdica. Véanlo de otra forma. Nuestros abuelos trabajaban en el campo de sol a sol, y el poco tiempo que tenían disponible lo utilizaban para descansar de su extenuación. Hoy en día nuestros trabajos no son tan exigentes físicamente, y dejan un margen diario para dedicarse a aficiones que, gracias a internet y las redes sociales, nos permiten que ese mismo tiempo sea infinitamente más productivo. Se lo dice un servidor que, a pesar del poco tiempo del que dispongo, puedo mantener vivos mis intereses y aficiones personales gracias principalmente a Twitter, a Pinterest y a este blog. No me malinterpreten, no estoy tratando de hacer apología del mundo virtual. El mundo físico sigue ahí con sus ventajas derivadas de sus vivencias e impresiones reales, pero lo que nos ocupa en este post es la contribución del mundo virtual a nuestros intereses y aficiones, que son, por otro lado, también parte de nuestro mundo real.

Pero sigamos ahondando en el título de esta entrada. Ya hemos hablado del progreso hacia la sociedad lúdica, salvando el diverso concepto de lúdico para unos y otros. Analicemos ahora la huida hacia delante de la rutina diaria. Toda novedad y avance que trasgrede nuestra forma actual de hacer las cosas, tiene una primera fase de aceptación en la cual el usuario acepta incomodidades del nuevo servicio debido a una novedad que le fascina. En los noventa todos asumíamos que se cortasen las llamadas del móvil con mucha más naturalidad que con la que hoy reaccionamos cuando nos quedamos sin cobertura de datos. El hábito y la dependencia nos vuelven exigentes. Y lo mismo ocurre con todas las rutinas diarias a las que nos obliga el satisfacer nuestros intereses. Al principio todo el mundo en Twitter toleraba leer menciones entre usuarios que tenían casi carácter de conversación privada, ahora la gente quiere llegar a los tuits que le interesan lo más rápido posible y sin perder tiempo en tuits irrelevantes. Y esto lo hace porque quiere disponer de tiempo libre que dedicar a otras y nuevas aficiones. Aficiones en las que de nuevo al principio tolerará cierta pérdida de tiempo a cambio de disfrutar de algo nuevo, pero que con las que con el tiempo también se volverá exigente, para, a su vez, volver a tener más tiempo para otros nuevos intereses.

Vemos pues como el tiempo dedicado a un interés o afición personal en internet acaba alcanzando un periodo de madurez en el que el servicio o bien se reinventa y evoluciona con las exigencias del usuario, o acaba siendo abandonado. Asúmanlo, hoy en día uno de los recursos más escasos en el mundo es el tiempo de los usuarios. Hay tantas aplicaciones interesantes, tantos servicios a los que merece la pena dedicar tiempo, tantos blogs que leer… que todo ello ha de competir por un tiempo del usuario cada vez más solicitado. Llegará un tiempo en el que, si los usuarios disponen de más tiempo libre, podrán dedicarse a más actividades de una economía articulada en torno a internet, lo cual se traducirá en un crecimiento del sector con todas las implicaciones que ello supone en facturación, empleos generados, etc. Y hasta aquí es donde quería llegar con ustedes. Piénsenlo bien, el recurso escaso es el tiempo del usuario, dedicado a lo que el usuario considera interesante o simplemente divertido, y que además cuanto más tiempo de usuario se permite, más negocio se hace. Esto es lo que planteábamos al principio del blog, ¿No es algo muy próximo la definición que hemos hecho de sociedad lúdica?. Tal vez estemos acercándonos a ella sin darnos cuenta, y no estemos dando tantas vueltas en círculo como decíamos al principio. Cosas de un progreso exponencial que no nos da apenas tiempo ni para pensar. La pregunta sobre si ésta es una tendencia sostenible a largo plazo, o si tan sólo se trata una utopía, dejo ya que se la contesten ustedes mismos.

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