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The Bank of Facebook o El riesgo sistémico real de las monedas virtuales

El tema del post que les traigo hoy aún no lo he leído en ningún sitio, pero sin duda será de su interés si saben ver a tiempo sus futuras implicaciones y consecuencias.

¿Qué hay si les digo que hay un riesgo sistémico en ciernes que afecta a la economía y que aún estamos a tiempo de evitar?. ¿Qué hay si les digo que es un riesgo virtual y global que empezará en alguna web ampliamente extendida y que se diseminará como un virus por todos nuestros países?. ¿Piensan ustedes que, si ni siquiera los líderes europeos son capaces de tomar las acciones necesarias a tiempo para evitar una crisis de dimensiones europeas, serán capaces los líderes de todo el mundo de regular de algún modo lo que les voy a exponer para evitar una crisis que se tornará sistémica para la nueva y vieja economía mundial?.

Lo más triste de estas tres preguntas es que, aunque aquí lo expongamos y avisemos con antelación, no se hará nada hasta que no tengamos el problema encima. La dimensión global y virtual del riesgo dificulta enormemente la toma de decisiones al respecto, sobre todo cuando además estarán afectadas las regulaciones nacionales de todos y cada uno de los países del planeta. Además, es por todos conocido que en este mundo de hoy en día, las regulaciones suelen ser paliativas más que preventivas, con lo que lo más probable es que en este tema no se haga nada hasta que sea demasiado tarde y haya ya un clamor popular que exija medidas sobre la cuestión.

Monedas virtuales. Sí, ése es el nuevo riesgo del que les estoy hablando. Hasta ahora apenas hemos visto algún que otro conato de moneda virtual cuya difusión no llegó a ser relevante para el conjunto del sistema económico (léase la moneda que existía en Second Life u otras), pero no duden que algún día veremos cómo la moneda virtual de alguna web con difusión adquirirá un peso relevante en el conjunto de la economía. Y el problema no es ése. El problema es la falta de regulación total al respecto.

Analicemos la situación a futuro:

1.    Tal y como ha ocurrido con algunos de esos conatos de monedas virtuales, la web de turno establecerá algún mecanismo cambiario por el cual dinero real se traduzca en su moneda virtual y viceversa. Ya tenemos el primer problema: el mecanismo de contagio al mundo real.

2.    Ese mecanismo cambiario se establecerá mediante medios de pago habituales para transacciones online, que serán efectivos desde cualquier país con usuarios de la citada web (probablemente social). Ya tenemos el segundo problema: la globalidad del problema.

3.    Dado que todo ello tendrá unas consecuencias sobre la economía desconocidas hasta la fecha, que no inevitables, no habrá ningún tipo de regulación al respecto en ningún país, quedando el común de los mortales totalmente expuesto a una crisis virtual que, según los dos puntos anteriores se tornará real y global. Y he aquí el tercer problema: la falta de regulación internacional.

Seguramente, muchas webs de peso reducido, utilicen las monedas locales para sus intercambios monetarios. El problema será con las grandes. Éstas probablemente sacarán algún tipo de moneda propia para las transacciones monetarias y de bienes entre sus usuarios, y desde el mismo momento en que se trata de una moneda “cotizada” con sus propios mecanismos cambiarios y con una economía de transacciones monetarias detrás, debería estar regulada, además de tener cyber-instituciones que velen por el interés monetario de sus usuarios. ¿Deberíamos ver cómo la Reserva Federal, el BoE, el BoJ, el BCE, etc. consensuan marcos regulatorios que rijan con normas internacionales estas transacciones? ó ¿Deberíamos ver un “Bank of Facebook” (por tomar el ejemplo más inmediato) que estableciese políticas monetarias virtuales para regular las transacciones entre sus usuarios?… Visto lo visto en la Europa del Euro, donde nuestros países, cercanos geográfica, regulatoria y económicamente, han sido incapaces de encontrar soluciones a tiempo para un problema cuasi-real desde el principio, se me antoja complicado, por no decir imposible, pensar en que todos los países del mundo, o al menos los más importantes, se pongan de acuerdo para solucionar un problema que todavía no existe. ¿Qué hay pues de la segunda opción al estilo por ejemplo de «The Bank Of Facebook»?. No tenemos por qué pensar a priori que deba ser mala, es más fácil de implementar, pero su efectividad dependerá totalmente de la capacidad y perfil de los responsables de estar cyber-instituciones y sus atribuciones virtuales. Entre ellas, obviamente para empezar, debería estar el establecimiento de tipos de interés, así como el tipo de cambio para con otras monedas tanto reales como virtuales de otras webs.

¿Y qué hay de este nuevo dinero fiduciario?. ¿De dónde provendrá su valor?. Probablemente el “Bank of Facebook” no tendrá reservas de oro para respaldar su  cyber-moneda, por lo que debemos pensar que todo su valor provendrá heredado de su mecanismo de cambio con respecto a otras monedas reales que sí que las tendrán. Ahí es precisamente donde radica la característica más grave, son estos mecanismos cambiarios los que propiciarán una extensión viral de la crisis por las economías de todo el planeta, exactamente tal y como si de un post popularizado en Facebook se tratase, representando la web en cuestión un mecanismo instantáneo de contagio económico global, como si de un vaso comunicante se tratase. ¿Pero y qué hay de la oferta monetaria, de los tipo de interés, del crédito a los usuarios?… todo eso son cuestiones abiertas muy difíciles de resolver ahora mismo, yo tampoco tengo una bola de cristal, pero les diré que son temas que deberían ser necesariamente abordados en su momento, aunque dudo que la estructura de “Bank of Facebook” y la capacidad de sus responsables correspondientes, pueda ser siquiera comparable a la de los Bancos Centrales del Brick and Mortar, cuando probablemente las decisiones que tengan que tomar tengan una importancia del mismo orden de magnitud o incluso superior, dado el carácter global de estas webs, y dada la proliferación de nuevos servicios y transacciones virtuales que se nos avecina.

¿Qué podemos hacer al respecto para evitar males mayores?. Poca cosa. Todo está en manos de nuestros políticos y reguladores, y, como decía antes, dudo mucho que hagan algo antes de que tengamos el problema encima.  Nos dirán que sólo se trata de una tormenta virtual pasajera sin consecuencias en la economía real; sustituyan la palabra virtual por financiera y… ¿Les suena?: 2007. ¿Cuáles serán las consecuencias?, más aún cuando podemos no encender el ordenador y vivir sin Facebook sin mayores problemas… No sean ingenuos. El futuro es imprevisible. No sabemos qué trasvase de la economía real a la virtual va a haber, pero sí que será irreversible e importante. Cosas que hoy nos parecen inimaginables serán, transacciones naturales a través de la vieja economía se volverán virtuales, y pasado un tiempo dejarán de tener sentido a la vieja usanza. Y es aquí donde radicará el problema. En lo desconocido del mismo, y en sus consecuencias imprevisibles. ¿Quiere esto decir que no podremos vivir sin Facebook?. Sin Facebook o sin la web que sea (sólo hemos tomado Facebook como un ejemplo más ilustrativo a día de hoy), por supuesto que no podremos vivir sin ella. ¿Acaso no hay periodistas, economistas… cuyo día a día ya es indisoluble de, por citar otro ejemplo, Twitter?.

Soy consciente de la preponderancia de la fatalidad de algunos de mis posts, pero el futuro está lleno de oportunidades y de amenazas, hay que aprovechar y soñar con las primeras, pero no hay que olvidarse de anticiparse a las segundas. Lo primero es más sencillo, saludable y agradable. Pero la segunda parte se le olvida a mucha gente. El ver sistemas tan complejos como nuestras sociedades y economías vivas y en marcha hace pensar a algunos que algo tan grande nunca puede caerse, y no lo duden, el Imperio Romano cayó así como muchos otros imperios a lo largo de la historia. El de hoy en día no va a ser una excepción, pero su duración a largo plazo dependerá de nuestra capacidad de anticipación ante futuros problemas, y como en las sociedades democráticas, el poder lo tienen los ciudadanos, ahí está su micro-papel, que se torna macro por agregación natural. Piensen en ello y mentalícense. Su consciencia del problema es parte de la solución.

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En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos o Redes Sociales vs Inteligencia Artificial

“En el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos”. Es la enigmática frase de Andy Warhol a la que le vengo dando vueltas desde hace unos años cuando la oí por primera vez como parte de la publicidad del Heathrow Express. Nunca he encontrado una interpretación sobre la misma  hecha por el mismo autor, así que conjetura tras conjetura, veo cómo pasa el tiempo y esta frase parece una premonición sobre el advenimiento de las redes sociales y la propagación viral de la información por las mismas.

Las redes sociales forman un mecanismo de interconexión que conecta todos nuestros cerebros, de tal manera que una idea genial de cualquier individuo, a priori insignificante en el conjunto de la sociedad, rápidamente se propaga y adquiere relevancia entre todos los demás. Son las consecuencias de un mundo hiperconectado. Ello permite aprovechar al máximo los momentos de inspiración de cada persona, siendo esta inspiración, junto con los sentimientos y la creatividad, el principal activo del ser humano frente a la inteligencia artificial. Las redes sociales han servido de catalizador para la convergencia de la tecnología con el pensamiento humano, y están llamadas a ser en las próximas décadas el principal motor de la diferenciación entre las capacidades de la mente humana y las de la mente artificial.

Este último hecho ya es de gran relevancia por sí solo, puesto que se puede afirmar que en nuestro planeta la capacidad de cálculo de las máquinas supera ya a la capacidad de cómputo del ser humano. Con ello, si queremos conservar algún valor añadido frente a las máquinas, hemos de aunar todas nuestras capacidades como personas para sacar como conjunto el máximo provecho de ellas.

Asumiendo que ordenadores podemos producir todos los que se necesiten, podemos afirmar que en el futuro el límite del progreso será la disponibilidad de mentes humanas. Es cierto que mentes humanas también podemos tener todas las que se necesiten, no hay nada más que ponerse a ello, pero el largo periodo de maduración del ser humano en las sociedades occidentales, en las que pasan hasta veintitantos años desde que se nace hasta que se es productivo, hace que casar oferta y demanda sea una labor muy compleja. Además tenemos la planificación familiar, que hace que el número de individuos de las nuevas generaciones no dependa de las necesidades de mentes humanas de la sociedad, sino de las posibilidades económicas de los padres, o simplemente de su decisión de aumentar o no la familia. Es por ello por lo que tal vez veamos en un futuro un mundo tipo “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, en el que los individuos ya no son los responsables de la procreación humana, sino que ésta se delega en el Estado, que va produciendo individuos según las necesidades de cada perfil disponible. ¿Es esto aceptable?… respóndase usted mismo, yo no estoy haciendo un juicio de valor, simplemente estoy teorizando sobre qué nos puede esperar a la vuelta de la esquina.

Ahondando más en el tema de la disponibilidad de mentes humanas, ya se puede observar hoy en día que la progresiva especialización en todos los campos de la ciencia, hace que cada vez sea más difícil avanzar en cada ámbito, puesto que a nivel global hay pocos individuos capaces de aportar innovación en especialidades tan particularizadas. Con las redes sociales, esas escasas mentes super-especializadas pueden estar en comunicación cuasi-permanente, permitiendo maximizar al menos las posibilidades de un recurso escaso: la mente humana.

Pero volviendo al tema de la frase de Warhol. Todos seremos en el futuro famosos durante al menos 15 minutos, y ese futuro está aquí, para salvarnos y diferenciarnos de las máquinas que tanto suman, restan, multiplican y dividen, y que desde hace unos pocos años hasta ya hay sistemas expertos que toman decisiones complejas, pero que por ahora no son capaces de ser creativas, tener inspiración o experimentar sentimientos. Un ejemplo de 15 minutos de fama lo hemos podido ver a raíz de Twitter y el ahora famoso bloguero Pablo Herreros. Esta persona inició una campaña contra el programa La Noria desde su cuenta de Twitter, porque dicho programa invitó a su plató a la madre de uno de los acusados en el asesinato de Marta del Castillo. Este bloguero y su campaña consiguieron que grandes anunciantes retirasen su publicidad del programa, dejando claro que las acciones de cualquier persona conectada pueden tener más fácilmente un impacto importante en nuestras sociedades. Esto, aplicado a la creatividad, a la inspiración o a los sentimientos, permite magnificar las cualidades diferenciales del ser humano, haciéndolas accesibles a la sociedad en su conjunto, y permitiendo poder considerar a la raza humana como un “ente pensante” global, en el cual además está el valor añadido de la individualidad subyacente propia de sociedades democráticas.

Como conclusión de este post, si aún no la tienen, ábranse una cuenta en Twitter o Facebook y aprovechen sus 15 minutos de gloria cuando les vengan. ¡Ah!, y acuérdense de Andy Warhol cuando lo hagan, de alguna manera, en los años 80, él ya se olía que algo similar ocurriría algún día.

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Nota del autor: si le ha gustado este post, he escrito posteriormente una segunda parte que creo que encontrará igualmente interesante: «Ni Asimov llegó nunca a imaginar algo así o Cloud Robotics como la última tendencia en Cloud Computing»