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Las relaciones de trabajo a través de las redes sociales o La empatía entre tuiteros
Publicado por derblauemond
Este blog, desde el que les escribo quincenalmente, no deja de sorprenderme. En esta ocasión la sorpresa ha venido por la colaboración desinteresada de un seguidor en un proceso de selección en el que un servidor ha participado. Les explicaré el caso con algo más detalle.
Publiqué un comentario relacionado con un proceso de selección en el que iba a participar y, para mi sorpresa, uno de los lectores de este blog se ofreció a entregar internamente mi candidatura y a informarse sobre el proceso, pues había habido ciertos cambios en su compañía que podían alterar los procesos de selección en curso. Mi lector me confirmó que el proceso lo cerraron de forma anticipada por exceso de candidatos, situación tristemente usual dada la actual coyuntura, pero me informó de que el proceso seguía su curso, y lo que es más importante, finalmente me llamaron para una entrevista que fue realmente bien. Debido a otros asuntos que no vienen al caso, el puesto no fue para mí, pero quería reflexionar con ustedes sobre los detalles de este caso.
No me confundan ni a mí ni a mi colega tuitero con un clásico caso de enchufismo. Ni es por lo que estoy agradecido, ni es como mi colega tuitero pretendía favorecerme. Nada de esto ha ocurrido. Les puntualizaré que mi candidatura se adaptaba muy bien al puesto, que tengo un buen currículum, y una dilatada experiencia profesional precisamente en el campo que se solicitaba. No hubo trato de favor alguno, no hubo recomendación, tan sólo entregar un currículum personalmente tal y como haría cualquier amigo suyo por ustedes. La cuestión central de este post es precisamente ésa: “cualquier amigo suyo por ustedes”.
Hace unas semanas les hablaba de lo efímero de las relaciones en las redes sociales en el post «Qué nos aporta un simple tuit o Lo efímero de las relaciones personales en Twitter». Y sigo pensando lo mismo que les comenté entonces. Ahora bien, ello no implica ni que todas las relaciones 2.0 sean efectivamente efímeras, ni que el carácter efímero implique que la relación no sea relevante en otros aspectos. Mi colega tuitero no es amigo mío en el mundo real, ni siquiera le conozco personalmente. Nuestra relación virtual empezó cuando él leyó uno de mis posts y se hizo follower mío en Twitter. A partir de ahí nos leemos mutuamente e intercambiamos mensajes de vez en cuando; vamos, nada fuera de lo común en Twitter. El caso es que, cuando tuiteé sobre el proceso de selección de su empresa, me sorprendió y me alegró que amablemente se ofreciese a enviar él mi currículum internamente. Le agradecí su gesto y le dije que decía mucho de él interesarse por mi candidatura sin ni siquiera conocerme en persona, a lo cual él simplemente me contestó: “Será porque a mí me gustaría que en tu lugar hicieran lo mismo… O que me gustó algún post tuyo”. Lo del post puede ser más entendible, puesto que creo que muchas veces trato temas de empresa que pueden llamar la atención del mundillo en el que me muevo, y puede ser que si mi colega tuitero me lee de vez en cuando, le guste mi forma de pensar o de plantearme los temas del sector, bien sea en el aspecto profesional o en el personal. Pero lo que no es entendible es el “Será porque a mí me gustaría que en tu lugar hicieran lo mismo”. No es entendible no porque no sea algo loable, que lo es, sino porque por desgracia no es para nada algo usual en nuestra sociedad interesada de hoy en día.
En un mundo en el que normalmente nadie hace nada por nadie si no tiene algún interés de algún tipo, la actitud de mi colega tuitero es encomiable porque fue totalmente desinteresada, ya que no tenía en mí absolutamente ningún interés ni personal ni profesional, y además yo no podría devolverle el gesto de ninguna forma. A mí mis padres y abuelos me enseñaron que “No quieras para los demás lo que no quieras para ti mismo”… o como yo también lo interpreto, al igual que mi colega tuitero: “Haz con los demás lo que te gustaría que hiciesen contigo”. Uno, que con estas máximas a veces se siente un poco solo, se alegra cuando coincide con alguien que piensa de forma parecida. Aún hay esperanza en esta sociedad contaminada de valores interesados e hipócritas.
Me despediré insistiendo en la reflexión central de este post, magistralmente sintetizada por la genial frase de Malcolm S. Forbes: “Puedes juzgar fácilmente el carácter de un hombre por la forma en que trata a aquellos que no pueden hacer nada por él”. Ya saben que yo tengo la pequeña debilidad de querer saber exactamente qué es lo que lleva por dentro la gente que me rodea, y esta frase es un estupendo indicador del interior de cada uno. Recuerden, si no les gustan las sorpresas desagradables que algunas personas esconden, la mejor manera de minimizarlas es tratar de conocerlas de antemano. Y a partir de ahí ya depende de ustedes mismos elegir a quienes quieren que les rodeen. Yo por mi parte lo tengo muy claro, sean tuiteros o no.
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Publicado en Educación, Internet, Redes Sociales, Sociedad, Socioeconomía, Solidaridad, Twitter
Etiquetas: ética, curriculum, curriculum vitae, Empatía, Hipocresía, Interés, Internet, Oferta de Trabajo, Proceso de Selección, Puesto, Recursos Humanos, Redes Sociales, Relaciones Laborales, solidaridad, trabajo, Twitter, valores