El deslumbramiento por ignorancia en el mundo laboral o El fatuo reflejo de las falsas apariencias
Observo desde hace unos años cómo el ansia de progresión profesional rápida se acrecienta en la gente joven con cada nueva generación. Mis percepciones personales se vieron confirmadas con la lectura de la siguiente noticia que retuiteó el amigo @danielcunado “Most Millennials Would Throw Work Friends Under the Bus for a Promotion”. Es de destacar cómo en una encuesta realizada por LinkedIn a más de 11.500 personas en todo el mundo, un 68% de los Millennials (en el estudio la generación nacida a principios/mediados de los 90) afirmaron que sacrificarían una amistad en el trabajo si ello supusiese conseguir un ascenso, mientras que en el caso de los Baby Boomers (nacidos en las décadas de los 50 y los 60) ese porcentaje se invierte y un 62% contestó que ni siquiera se lo plantearía.
Aparte de hacerles notar que ese ansia por progresar profesionalmente que ya les comenté en el post «El ansiado y fatuo éxito profesional en España o Cómo la mayoría intenta ocultar sus errores» no hace sino acrecentarse con el paso de las generaciones, craso error que ya estamos pagando como sociedad, en lo que me gustaría detenerme ahora mismo es en un curioso aspecto de la interacción en el ambiente laboral entre esas generaciones senior y junior. Es lógico que las generaciones más jóvenes tengan conocimientos técnicos más actualizados y detallados que sus mayores, dado que son una hornada recién salida de la Universidad. Es lógico que algunas personas, por muy jóvenes que sean, destaquen en ciertas cualidades que deben serles reconocidas en el mundo laboral. Es lógico que una persona joven, que siente que tiene mucho por demostrar, intente hacerse un hueco en la empresa y trate de transmitir conocimientos y dar una buena imagen profesional. Pero lo que no es lógico es lo que les expondré en los próximos párrafos.
Ya van varias ocasiones en las que algunos senior de mi entorno me vienen alabando y poniendo de crack a ciertas personas junior por cualidades que, si bien para ellos son algo muy destacable, para mí forman parte de una base esencial sin la que no tiene sentido contratar ciertos perfiles profesionales. Porque se hagan una idea, algunas de las cosas que me han llegado a comentar estos senior es que tal o cual persona es capaz de hacer una presentación en PowerPoint haciendo un resumen somero de las ventajas e inconvenientes de un proyecto. Sin entrar a valorar la valía en mayor o menor medida de estos perfiles junior (algunos son cracks y otros no), me gustaría hacerles reflexionar sobre dos puntos: uno se centra en las actitudes de los junior, y otro en las de los senior: aquí hay para todos.
El primer punto, el que afecta a los junior, se basa en que ese ansia por progresar profesionalmente de forma meteórica, les lleva a tratar de aparentar por todos los medios gran valía y conocimientos, sin importarles si eso se corresponde con su realidad interior en mayor o menor medida. Es un punto bastante frecuente en los junior esa tendencia a mostrar unas apariencias que superan con creces las cualidades reales. Mi única duda es si ellos tienen un ego sobredimensionado y están plenamente convencidos de su gran valía y su superioridad frente al resto, o si se trata de un comportamiento mezquino por el que son conscientes de que otras personas les superan, pero todo vale en la carrera por llegar al podio.
El segundo punto es sobre cómo interactúan los senior con estas actitudes. Por desgracia, es común ver seniors que, vista su falta manifiesta de conocimientos al no haberse esforzado por mantenerse actualizados en el mercado laboral, creen ver en este tipo de juniors un conocimiento que muchas veces no es más que palabrería adornada con guirnaldas, pero que, ante la ignorancia propia en ciertos temas por parte de la audiencia más madura, esas pretenciosas monsergas parecen ser el Santo Grial de la evolución tecnológica y la estrategia empresarial. Se lo digo con conocimiento de causa, porque siendo aficionado a rascar como soy yo, he detectado frecuentemente casos en los que bajo la capa exterior de barniz hay tan sólo una oxidada capa de pintura que no da más que para la palabrería hueca que profieren en su día a día.
Supongo que se estarán ustedes preguntando qué hago yo inmiscuyéndome en este tipo de asuntos, pero siendo uno de naturaleza modesta, me llama poderosamente la atención cómo en el mundo laboral de hoy en día priman las apariencias, dejando de lado muchas veces al que menos aparenta, viendo cómo cosas básicas son expuestas como importantes estrategias, y lo que es peor, percibidas como tales por unos seniors cuya madurez debería servir para valorar adecuadamente el conocimiento técnico, y saber ver venir a algunos tipos de junior que quieren correr más que sus propias piernas.
Me despido de ustedes hoy recordándoles que es deber de todo profesional serio y responsable rascar un poquito en las personas de su entorno, en lo profesional pero también en lo personal, más que nada para evitar futuras sorpresas y por poner mentalmente a cada cual en su sitio. Como decía Nicolás de Maquiavelo “Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos”. Y hay algunos que aparentan multiplicando por 0,5, y otros que multiplican por 10. Elijan ustedes mismos el factor de corrección que deberían aplicar a cada caso para tener una percepción realista de su entorno.
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Publicado el 4 septiembre, 2014 en Éxito, Educación, Empresa, Inteligencia, Psicología, Sociedad, Socioeconomía y etiquetado en ambición, apariencias, ética, Baby boomers, carrera, conflicto generacional, el fin justifica los medios, exito, experiencia, generaciones, imagen, junior, mezquino, millenials, modestia, profesional, progresar, respeto, senior, trepa. Guarda el enlace permanente. 1 comentario.
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