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Las redes sociales e internet saben de nosotros más que nuestras parejas o Cómo las personas regalan su información privada
Publicado por derblauemond
El otro día vi que un lector había llegado a mi blog mediante la siguiente búsqueda en Google: “Mi mujer me consume económicamente”. Sin entrar en lo curioso de la búsqueda ni en lo que mi lector pretendía encontrar, la primera pregunta lógica que me hice fue: ¿A cuál de mis posts ha podido llegar con semejante búsqueda?. No creo escribir sobre este tipo de temas, pero dejaremos el asunto como efectos de la magia de las indexaciones de Google.
Posteriormente, pensando un poco más en el tema, la pregunta fue: ¿Será la mujer de este señor consciente de lo que tanto le preocupa a su marido?. La respuesta obvia es que no, porque de lo contrario ya tendría una respuesta por parte de su mujer, y no la estaría buscando en Google.
Entiendo que la reflexión a la que nos lleva este tema es que Internet sabe más de nosotros que nuestras propias parejas. Esta reflexión no es en absoluto novedosa. Hay incluso literatura en papel publicada al respecto, como por ejemplo el revelador “Desnudando a Google” de Alejandro Suárez. Es un hecho. Ya les advertí de los peligros al respecto en los posts «La profecía de George Orwell o El 1984 de
las Redes Sociales» y «El In-Store Surveillance y la brecha social
o El marketing como nuevo sistema de
castas a la occidental«. Pero en este post me gustaría centrarme más bien en por qué esto es así.
Les hablaré unas pocas líneas sobre el caso concreto de Twitter, pero las conclusiones que sacaremos juntos serán aplicables a cualquier usuario de internet, aunque sólo use Google. Hay dos características de Twitter que sacaré a relucir. Twitter, como ya saben los que me siguen en esta red social, es para mí la herramienta más útil que he usado nunca, aunando en una misma aplicación trabajo, intereses, aficiones y relaciones con otros tuiteros. Pero desde mi punto de vista, el gran éxito de Twitter no está en ser un punto de referencia único, sino en dos características que hacen que seamos muy propensos a utilizarla a diario (objetivo principal de todo servicio de la Web 2.0): inmediatez tanto de lectura como de escritura, y movilidad. Aunque hay redes sociales que podrían considerarse más exitosas por su base de usuarios, el valor añadido de Twitter y su gran versatilidad hacen que su caso de éxito sea referencia obligatoria para cualquier aplicación o servicio que tenga alguna pretensión en el panorama de internet.
Pero no nos apartemos del tema. Volvamos al caso que nos ocupa. La inmediatez y la movilidad de Twitter hacen que podamos compartir rápidamente en la red social casi cualquier pensamiento que tengamos en cualquier momento a lo largo del día. Luego, la mayoría de los tuiteros llegan a su casa por la tarde, y una vez metidos en la rutina diaria, cuando tienen por fin algo de tiempo, comentan con su pareja los asuntos más importantes del día. Tiempo limitado. Memoria limitada. No podemos tener presentes todos los asuntos en los que hemos pensado a lo largo del día. Twitter sí. Punto. La comunicación con su pareja va a ser siempre más limitada aunque tenga usted toda la voluntad del mundo en tener la máxima comunicación con él o con ella. Es un mero tema de disponibilidad, memoria y tiempo. Pero no desesperen los más comunicativos, esa misma versatilidad de Twitter como herramienta, les permite a sus parejas hacerse followers suyos en Twitter, con lo que problema solucionado.
Un tema importante al respecto, es cómo la gente alimenta internet con su información privada y personal. No deja de sorprenderme cómo la mayoría de la población prefiere regalar su intimidad antes que pagar un euro por una aplicación que no mercadee con nuestras vidas. Es algo obvio tratándose del uso aplicaciones gratuitas que de alguna manera han de rentabilizar su servicio y cubrir costes. Una frase genial que circula por la red resume este hecho: “Cuando uno está usando algo gratis en internet, lo que están vendiendo es a él”. La gente no quiere ser realmente consciente de ello, y descarga y usa alegremente todo tipo de aplicaciones simplemente porque son gratis, como si en esta vida alguien regalase algo. No quieren ver que su decisión es ahorrarse unos pocos euros sin importarles su privacidad. Un error en el que espero que la historia nunca me dé la razón. En todo caso, este incipiente mercado ya está creado, y dentro de poco, si no lo hacen ya, todas las aplicaciones y servicios, sean de pago o no, mercadearán con la información de sus usuarios. No se quejen, nuestra propia demanda ha moldeado este modelo de negocio.
Me despediré hoy de ustedes con una aterradora reflexión. Antes hablábamos de que internet sabe más de nosotros que incluso nuestras propias parejas. Pero vayamos más allá. Nuestra memoria es limitada. No podemos tener presentes en todo momento todos nuestros pareceres, formas de pensar y conclusiones a las que llegamos a lo largo de todo el día, día tras día, mes tras mes, año tras año. Internet sí. Internet nos conoce mejor que nosotros mismos. No es una advertencia, es una amenaza. Con el precio tan barato del GigaByte de disco de hoy en día, internet no olvida, no olvida jamás. Podríamos decir que el “Conócete a ti mismo” de Sócrates está más que obsoleto. Para conocerte a ti mismo y a los demás, conócete a través de internet. Ustedes ya saben mejor que yo que hay ahí fuera muchos gobiernos, organismos y agencias que ya lo aplican en todo el mundo. Esperemos que no hagan nunca un uso perverso de ello, porque si no de ésta no nos escapamos.
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Publicado en Cloud, Filosofía, Futuro, Internet, Redes Sociales, Sociedad, Tecnología, Twitter
Etiquetas: 1984, comunicación, google, Internet, olvidar, olvido, pareja, privacidad, Twitter